¿Cómo funciona la radiofrecuencia facial?

El calor generado por la radiofrecuencia es endógeno, es decir, se produce en las capas más profundas del tejido y se propaga hacia la superficie, efecto conocido como diatermia.

El calor generado por la radiofrecuencia es crucial cuando alcanza la dermis, la capa de piel ubicada debajo de la epidermis. Aquí es donde se producen la mayoría de las reacciones necesarias para el tratamiento:

• El primer efecto del calor es la desnaturalización de las proteínas que forman las fibras de colágeno. Este proceso provoca el acortamiento de las fibras, generando un efecto tensor inmediato en la piel.
• Simultáneamente, se estimula la actividad de los fibroblastos, las células responsables de producir colágeno, elastina y ácido hialurónico, fundamentales para la firmeza, elasticidad y salud cutánea.
• Además, el calor estimula, mejora la microcirculación y favorece un mayor aporte de oxígeno a los tejidos, potenciando la regeneración celular.

La radiofrecuencia facial se utiliza especialmente para combatir dos de los signos más habituales del envejecimiento cutáneo: las arrugas y la flacidez. Con el paso del tiempo, el cuerpo disminuye de forma natural la producción de colágeno y elastina, lo que provoca pérdida de firmeza y debilitamiento del tejido.

El estímulo térmico de la radiofrecuencia compensa esta ralentización biológica, ayudando a restaurar la estructura de la piel y devolviendo un aspecto más terso, firme y rejuvenecido.

Tarifas

Resultados de la rediofrecuencia facial

La radiofrecuencia facial está especialmente indicada para mejorar dos de los signos más habituales del envejecimiento cutáneo: las arrugas y la flacidez. 

Con los años, la piel va perdiendo parte de su resistencia y tensión natural. Esta evolución propia del envejecimiento hace que los tejidos se vuelvan más laxos y que las líneas de expresión se acentúen, dando lugar a un aspecto menos firme en determinadas zonas del rostro.

Gracias a la acción de la radiofrecuencia, la piel recupera un aspecto más uniforme, firme y descansado, mostrando una mejora visible desde las primeras sesiones.

Cambios visibles:

La radiofrecuencia facial ofrece mejoras perceptibles desde las primeras sesiones. Entre los resultados más destacados se encuentran:

• Reafirmación del tejido cutáneo gracias al acortamiento de las fibras de colágeno;
• Reducción de arrugas finas y profundas;
• Piel más radiante. 

Estos efectos se logran mediante un tratamiento indoloro, confortable y relajante, basado en un calor suave que actúa de manera controlada sobre la piel.

La radiofrecuencia permite recuperar la densidad y elasticidad perdidas con el tiempo, devolviendo al rostro una apariencia más firme y juvenil. Por ello, se le conoce popularmente como “el lifting sin bisturí”, ya que proporciona un efecto tensor visible sin necesidad de cirugía.

Este tratamiento es especialmente útil para suavizar surcos nasogenianos, líneas del contorno de ojos, patas de gallo, párpados relajados y arrugas de la frente. La combinación de efecto lifting y estimulación de colágeno da lugar a una piel más firme, tersa y con mayor volumen, mejorando de forma notable la definición del óvalo facial.

Uno de los puntos más interesantes de la radiofrecuencia es que las reacciones internas que activa continúan actuando durante horas después de la sesión, lo que prolonga sus beneficios más allá del tratamiento inmediato. Por esta razón, se obtienen resultados visibles desde las primeras sesiones, con una mejora progresiva en los días posteriores.

Para alcanzar resultados duraderos, se recomienda realizar un ciclo de varias sesiones, ajustado al estado de la piel y a las necesidades de cada persona.